sábado, 16 de mayo de 2015

ENSAYO ANTIGUA ISRAEL









COLEGIO “GIMNASIO SANTA ROCIO”





PIB: EDUCAD AL NIÑO Y NO TENDRAIS QUE CORREGIR AL HOMBRE




ASIGNATURA: SOCIALES

ENSAYO: “ANTIGUA ISRAEL”

PROFESOR: ANDRES CORBA





ALUMANA: LAURA SOFIA BERNAL ALBARRACIN



GRADO: PRIMARIA 5B







BOGOTA D.C., MAYO DEL 2015












"ENSAYO DE LA ANTIGUA ISRAEL"



La historia del Antiguo Israel abarca desde el siglo XX a. C. hasta la expulsión y
dispersión del pueblo judío en el primer siglo de nuestra era, en un área
comprendida entre el Mar Mediterráneo, el desierto del Sinaí, las montañas del
Líbano y el desierto. Se concentra especialmente en el estudio del pueblo judío en
este período, y de forma secundaria de los otros pueblos que con él convivieron
como filisteos, fenicios, moabitas, idumeos, hititas, madianitas, amorreos y
amonitas. Las fuentes sobre este período son principalmente las escritas clásicas
como la Biblia hebrea o Tanaj (conocida por los cristianos como Antiguo
Testamento), el Talmud, el libro etíope Kebra Nagast y escritos de Nicolás de
Damasco, Artapano de Alejandría, Filón y Josefo. Asimismo, otra fuente principal
de información son los descubrimientos arqueológicos en Egipto, Moab, Asiria o
Babilonia, así como los vestigios e inscripciones en el propio territorio de estudio.

La historia de la región ocupada más adelante por los reinos de Israel y Judá ofrece problemas particulares para el historiador moderno. Debido a la asociación de esta área con lo relatado en la Biblia, hay una tendencia a ver la historia del Levante desde una perspectiva casi puramente bíblica, prestando escasa atención al período posbíblico. Los estudios arqueológicos han tendido a verse a través del
relato bíblico, haciendo difícil de entender la historia de esta importante zona dentro del contexto arqueológico de la totalidad del Oriente Medio.

Algunos escritores consideran que las diversas fuentes están en conflicto, lo que
convierte el estudio en un tema polémico, con implicaciones en los campos de la
religión, la política y la diplomacia. Por ello es difícil dar una visión que sea apoyada por la totalidad de los historiadores.
Las fechas exactas y las precisiones que pudieran dar están en continuo debate, no hay acontecimientos bíblicos cuyo año exacto se pueda validar por fuentes externas antes del siglo IX a. C., (coronación de Omri, rey de Israel): todas las fechas anteriores son extrapolaciones. Además, la Biblia no se presta muy fácilmente a estos cálculos, no indica más referencias que la vida de los distintos personajes, y la línea histórica debe ser reconstruida agregando datos, un proceso que introduce errores por redondeo. Las fechas más antiguas utilizan la Biblia como única fuente, una visión llamada maximalista.

Los minimalistas discuten que algunos acontecimientos sucedieran, y afirman que
las fechas son dudosas: si la misma existencia del Reino unido está en duda, es
insustancial afirmar que se desintegró en 922 a. C. Philip Davies por ejemplo,
explica cómo el Cánon bíblico puede haberse realizado solamente para unas gentes con una larga tradición en lectura y escritura, que se encuentran solamente en la última época persa o primera helenística, y afirma que los relatos de períodos anteriores son en gran parte reconstrucciones basadas en tradiciones orales.

Los minimalistas no discuten que algunos de los acontecimientos posteriores al siglo IX a. C. tengan corroboración, como la estela de Mesha; la discrepancia surge en el período anterior, donde el relato bíblico parece estar en desacuerdo con lo descubierto por la arqueología moderna.

El Génesis remonta el principio de Israel a tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, el último también conocido como Israel y del cual derivó posteriormente el nombre de la tierra. Jacob, llamado un "arameo vagabundo" (Deuteronomio 26:5), regresó a Harran, el hogar de sus antepasados, para obtener esposa. Durante su regreso desde Harán a Canaan cruzó el Jaboc, un afluente oriental del río Jordán (Génesis 32:22-33). Enviando a su familia y criados lejos, esa noche luchó, en un lugar que se llamó en adelante Peniel, con un extraño que por la mañana le pidió su nombre.

Desde entonces lo retitularon "Israel", "el que pelea con Dios". Fue padre de 12
hijos, de sus esposas Lía y Raquel (hijas de Labán), y de sus sirvientas Bilha y Zilpa. Los doce fueron llamados los Hijos de Israel. Esta historia sobre los orígenes de Israel lo localiza en la zona oriental de Jordania. Los siguientes relatos se trasladaron al oeste con la historia del saqueo de Siquem (Génesis 34:1-33), después de lo cual el área de la colina de Canaán se considera como la base desde la que creció Israel.

Prehistoria Excavaciones al sur del lago de Tiberiades y en otras partes del valle del Jordán han permitido sacar a la luz rastros de homínidos que se remontaban al
paleolítico inferior, o sea datadas hace más de un millón de años. Otros fósiles
descubiertos tienen una edad aproximada de 300.000 años, y el uso de cuevas por el hombre parece comenzar en el Achelense superior superior. El fósil del hombre de Galilea tiene una antigüedad de cerca de 140.000 años.

Entre el undécimo milenio a. C. y el noveno se desarrolla en Judea y Samaria la
civilización Natoufi, seguramente nómada, de la que se encuentran algunos
vestigios. Esta civilización estaría compuesta por dos grupos de poblaciones
ligeramente diferentes, por una parte los antepasados de pueblos del tipo
eurafricano (los que serían Palestina, Iraq, Irán y Anatolia en tiempos históricos) y
los ancestros de pueblos proto-mediterráneos, también numerosos en Palestina.

A partir del IX milenio a. C. las tribus neolíticas domesticaron plantas, animales, se
sedentarizaron y practicaron la agricultura y la ganadería. Entre los años 10.000 y
8.000 a. C., las herramientas de hueso adquieren importancia y los útiles de piedra
un desarrollo característico. Durante este período las condiciones climáticas son
favorables a los asentamientos humanos, con más precipitaciones y temperaturas
suaves.

A partir del séptimo milenio a. C. la ciudad de Er Riha (Jericó) se alza como una de las más antiguas del mundo, es la época en que se constituyen las primeras
ciudades. Durante el último cuarto de este milenio aparece la cerámica, así como
otras formas de artesanía. La Palestina del VI y de la primera mitad del V milenio a. C. se conoce mal, se suponen desplazamientos de población que pueden ser debidos a variaciones climáticas. Tanto las montañas como la región costera están ocupadas por una civilización de carácter forestal, como da prueba el predominio de instrumentos destinados al trabajo de la madera.

A mediados del quinto milenio a. C. los antiguos asentamientos del valle del Jordán, como Jericó, fueron ocupados de nuevo debido a la mejora de las condiciones climáticas. Al final del V milenio Palestina alcanzó un nivel de desarrollo económico y cultural que le acercaba al de las civilizaciones del norte de Siria que se habían beneficiado antes de influencias mesopotámicas. IV milenio a. C.: La civilización cananea se organizó con un sistema de ciudades- Estado, fruto de la ósmosis entre agricultores sedentarios y pastores seminómadas.

En la primera parte del milenio llegaron desde el norte las técnicas metalúrgicas y
el trabajo del marfil. Aparecieron estructuras técnicas y económicas adaptadas a las regiones secas: allí se instalaron pequeñas colectividades que vivían del cultivo de cereales y de la cría de ganado mayor y menor.

En la segunda mitad del IV milenio comienza la influencia egipcia sobre la región.
Hacia el final, la civilización de los agricultores y ganaderos desaparece sin que sea posible establecer vínculos con la formación de la civilización cananea del III milenio a. C. Hasta 2400 a. C. el clima fue un poco más húmedo que hoy día.

El comienzo de intercambios entre Palestina y Egipto gracias al Camino de los
Reyes que cruzaba el desierto de Sinaí, hacia el final del IV milenio adC., es un
acontecimiento de primera importancia ya que hasta entonces Palestina había sido un "callejón sin salida" sujeto solamente a influencias asiáticas. Estas relaciones tomaron una amplitud considerable, gracias a la utilización de bueyes como animales de tiro, capaces de cruzar los aproximadamente 200 kilómetros de casi desierto que separan el sur palestino del delta del Nilo. Por lo tanto, el Levante comienza a desempeñar el papel de zona de paso, donde se cruzaban las influencias, y a menudo las armas, de los grandes imperios de Egipto y el Oriente Próximo asiático.

El III milenio a. C. es el de la civilización cananea que se extiende hasta tiempos
históricos. Aunque la escritura no aparezca en la región antes de la segunda mitad
del segundo milenio, habida cuenta del estado de superproducción, centralización
y redistribución de los excedentes alimentarios, los historiadores consideran que
este nuevo orden económico, social y político señala la entrada en la historia en el
transcurso del III milenio. Debido a los intercambios con Egipto, la región se
desarrolla y se enriquece, especializándose en el comercio de cerámica, mientras
numerosas ciudades se desarrollan y consolidan.

Pompeyo conquistó la región, convirtiéndola en reino tributario de Roma, y entre 57 y 55 a. C. Aulo Gabinio, procónsul de Siria, repartió el reino asmoneo en Galilea, Samaria y Judea, con 5 distritos bajo la jurisdicción del Sanedrín. Reprimió una revuelta popular y restituyó a Juan Hircano II como sumo sacerdote. Durante su campaña en Egipto, Alejandro, hijo de Aristóbulo II, arrebató a Hircano II el título de sumo sacerdote, pero en el año 54 a. C. Gabinio restableció el orden.

En 40 a. C. Herodes el Grande fue designado rey de los judíos por el Senado romano, lo que no indicaba independencia pero sí una cierta autonomía, y una total exención de impuestos. Durante su reinado nacieron Jesús de Nazareth y Juan Bautista. Le sucedió Herodes Antipas, nombrado tetrarca de Galilea y Perea el año 4 a.E.C.







BIBLIOGRAFIA