COLEGIO “GIMNASIO SANTA ROCIO”
PIB: EDUCAD
AL NIÑO Y NO TENDRAIS QUE CORREGIR AL HOMBRE
ASIGNATURA: SOCIALES
ENSAYO: “ANTIGUA ISRAEL”
PROFESOR: ANDRES CORBA
ALUMANA: LAURA SOFIA BERNAL ALBARRACIN
GRADO: PRIMARIA 5B
BOGOTA D.C., MAYO DEL 2015
"ENSAYO DE LA ANTIGUA ISRAEL"
La historia del
Antiguo Israel abarca desde el siglo XX a. C. hasta la expulsión y
dispersión del pueblo
judío en el primer siglo de nuestra era, en un área
comprendida entre el
Mar Mediterráneo, el desierto del Sinaí, las montañas del
Líbano y el desierto.
Se concentra especialmente en el estudio del pueblo judío en
este período, y de
forma secundaria de los otros pueblos que con él convivieron
como filisteos,
fenicios, moabitas, idumeos, hititas, madianitas, amorreos y
amonitas. Las fuentes
sobre este período son principalmente las escritas clásicas
como la Biblia hebrea
o Tanaj (conocida por los cristianos como Antiguo
Testamento), el
Talmud, el libro etíope Kebra Nagast y escritos de Nicolás de
Damasco, Artapano de
Alejandría, Filón y Josefo. Asimismo, otra fuente principal
de información son
los descubrimientos arqueológicos en Egipto, Moab, Asiria o
Babilonia, así como
los vestigios e inscripciones en el propio territorio de estudio.
La historia de la
región ocupada más adelante por los reinos de Israel y Judá ofrece problemas
particulares para el historiador moderno. Debido a la asociación de esta área
con lo relatado en la Biblia, hay una tendencia a ver la historia del Levante
desde una perspectiva casi puramente bíblica, prestando escasa atención al
período posbíblico. Los estudios arqueológicos han tendido a verse a través del
relato bíblico,
haciendo difícil de entender la historia de esta importante zona dentro del
contexto arqueológico de la totalidad del Oriente Medio.
Algunos escritores
consideran que las diversas fuentes están en conflicto, lo que
convierte el estudio
en un tema polémico, con implicaciones en los campos de la
religión, la política
y la diplomacia. Por ello es difícil dar una visión que sea apoyada por la
totalidad de los historiadores.
Las fechas exactas y
las precisiones que pudieran dar están en continuo debate, no hay
acontecimientos bíblicos cuyo año exacto se pueda validar por fuentes externas
antes del siglo IX a. C., (coronación de Omri, rey de Israel): todas las fechas
anteriores son extrapolaciones. Además, la Biblia no se presta muy fácilmente a
estos cálculos, no indica más referencias que la vida de los distintos
personajes, y la línea histórica debe ser reconstruida agregando datos, un
proceso que introduce errores por redondeo. Las fechas más antiguas utilizan la
Biblia como única fuente, una visión llamada maximalista.
Los minimalistas
discuten que algunos acontecimientos sucedieran, y afirman que
las fechas son
dudosas: si la misma existencia del Reino unido está en duda, es
insustancial afirmar
que se desintegró en 922 a. C. Philip Davies por ejemplo,
explica cómo el Cánon
bíblico puede haberse realizado solamente para unas gentes con una larga
tradición en lectura y escritura, que se encuentran solamente en la última
época persa o primera helenística, y afirma que los relatos de períodos
anteriores son en gran parte reconstrucciones basadas en tradiciones orales.
Los minimalistas no
discuten que algunos de los acontecimientos posteriores al siglo IX a. C.
tengan corroboración, como la estela de Mesha; la discrepancia surge en el
período anterior, donde el relato bíblico parece estar en desacuerdo con lo
descubierto por la arqueología moderna.
El Génesis remonta el
principio de Israel a tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, el último
también conocido como Israel y del cual derivó posteriormente el nombre de la
tierra. Jacob, llamado un "arameo vagabundo" (Deuteronomio 26:5),
regresó a Harran, el hogar de sus antepasados, para obtener esposa. Durante su
regreso desde Harán a Canaan cruzó el Jaboc, un afluente oriental del río
Jordán (Génesis 32:22-33). Enviando a su familia y criados lejos, esa noche
luchó, en un lugar que se llamó en adelante Peniel, con un extraño que por la
mañana le pidió su nombre.
Desde entonces lo
retitularon "Israel", "el que pelea con Dios". Fue padre de
12
hijos, de sus esposas
Lía y Raquel (hijas de Labán), y de sus sirvientas Bilha y Zilpa. Los doce
fueron llamados los Hijos de Israel. Esta historia sobre los orígenes de Israel
lo localiza en la zona oriental de Jordania. Los siguientes relatos se
trasladaron al oeste con la historia del saqueo de Siquem (Génesis 34:1-33),
después de lo cual el área de la colina de Canaán se considera como la base
desde la que creció Israel.
Prehistoria
Excavaciones al sur del lago de Tiberiades y en otras partes del valle del
Jordán han permitido sacar a la luz rastros de homínidos que se remontaban al
paleolítico inferior,
o sea datadas hace más de un millón de años. Otros fósiles
descubiertos tienen
una edad aproximada de 300.000 años, y el uso de cuevas por el hombre parece
comenzar en el Achelense superior superior. El fósil del hombre de Galilea
tiene una antigüedad de cerca de 140.000 años.
Entre el undécimo
milenio a. C. y el noveno se desarrolla en Judea y Samaria la
civilización Natoufi,
seguramente nómada, de la que se encuentran algunos
vestigios. Esta
civilización estaría compuesta por dos grupos de poblaciones
ligeramente
diferentes, por una parte los antepasados de pueblos del tipo
eurafricano (los que
serían Palestina, Iraq, Irán y Anatolia en tiempos históricos) y
los ancestros de
pueblos proto-mediterráneos, también numerosos en Palestina.
A partir del IX
milenio a. C. las tribus neolíticas domesticaron plantas, animales, se
sedentarizaron y
practicaron la agricultura y la ganadería. Entre los años 10.000 y
8.000 a. C., las
herramientas de hueso adquieren importancia y los útiles de piedra
un desarrollo
característico. Durante este período las condiciones climáticas son
favorables a los asentamientos
humanos, con más precipitaciones y temperaturas
suaves.
A partir del séptimo
milenio a. C. la ciudad de Er Riha (Jericó) se alza como una de las más
antiguas del mundo, es la época en que se constituyen las primeras
ciudades. Durante el
último cuarto de este milenio aparece la cerámica, así como
otras formas de
artesanía. La Palestina del VI y de la primera mitad del V milenio a. C. se
conoce mal, se suponen desplazamientos de población que pueden ser debidos a
variaciones climáticas. Tanto las montañas como la región costera están
ocupadas por una civilización de carácter forestal, como da prueba el
predominio de instrumentos destinados al trabajo de la madera.
A mediados del quinto
milenio a. C. los antiguos asentamientos del valle del Jordán, como Jericó,
fueron ocupados de nuevo debido a la mejora de las condiciones climáticas. Al
final del V milenio Palestina alcanzó un nivel de desarrollo económico y
cultural que le acercaba al de las civilizaciones del norte de Siria que se
habían beneficiado antes de influencias mesopotámicas. IV milenio a. C.: La
civilización cananea se organizó con un sistema de ciudades- Estado, fruto de
la ósmosis entre agricultores sedentarios y pastores seminómadas.
En la primera parte
del milenio llegaron desde el norte las técnicas metalúrgicas y
el trabajo del
marfil. Aparecieron estructuras técnicas y económicas adaptadas a las regiones
secas: allí se instalaron pequeñas colectividades que vivían del cultivo de
cereales y de la cría de ganado mayor y menor.
En la segunda mitad
del IV milenio comienza la influencia egipcia sobre la región.
Hacia el final, la
civilización de los agricultores y ganaderos desaparece sin que sea posible
establecer vínculos con la formación de la civilización cananea del III milenio
a. C. Hasta 2400 a. C. el clima fue un poco más húmedo que hoy día.
El comienzo de
intercambios entre Palestina y Egipto gracias al Camino de los
Reyes que cruzaba el
desierto de Sinaí, hacia el final del IV milenio adC., es un
acontecimiento de
primera importancia ya que hasta entonces Palestina había sido un
"callejón sin salida" sujeto solamente a influencias asiáticas. Estas
relaciones tomaron una amplitud considerable, gracias a la utilización de
bueyes como animales de tiro, capaces de cruzar los aproximadamente 200
kilómetros de casi desierto que separan el sur palestino del delta del Nilo.
Por lo tanto, el Levante comienza a desempeñar el papel de zona de paso, donde
se cruzaban las influencias, y a menudo las armas, de los grandes imperios de
Egipto y el Oriente Próximo asiático.
El III milenio a. C.
es el de la civilización cananea que se extiende hasta tiempos
históricos. Aunque la
escritura no aparezca en la región antes de la segunda mitad
del segundo milenio,
habida cuenta del estado de superproducción, centralización
y redistribución de
los excedentes alimentarios, los historiadores consideran que
este nuevo orden
económico, social y político señala la entrada en la historia en el
transcurso del III
milenio. Debido a los intercambios con Egipto, la región se
desarrolla y se
enriquece, especializándose en el comercio de cerámica, mientras
numerosas ciudades se
desarrollan y consolidan.
Pompeyo conquistó la
región, convirtiéndola en reino tributario de Roma, y entre 57 y 55 a. C. Aulo
Gabinio, procónsul de Siria, repartió el reino asmoneo en Galilea, Samaria y
Judea, con 5 distritos bajo la jurisdicción del Sanedrín. Reprimió una revuelta
popular y restituyó a Juan Hircano II como sumo sacerdote. Durante su campaña
en Egipto, Alejandro, hijo de Aristóbulo II, arrebató a Hircano II el título de
sumo sacerdote, pero en el año 54 a. C. Gabinio restableció el orden.
En 40 a. C. Herodes
el Grande fue designado rey de los judíos por el Senado romano, lo que no
indicaba independencia pero sí una cierta autonomía, y una total exención de
impuestos. Durante su reinado nacieron Jesús de Nazareth y Juan Bautista. Le
sucedió Herodes Antipas, nombrado tetrarca de Galilea y Perea el año 4 a.E.C.
BIBLIOGRAFIA